Felipe Kong

la mujer echa insecticida sobre sus hijos
y sobre cualquier hijo de vecino;
los niños mientras esperan en el hospital
ven a viejos flacos en las camillas
con los relojes desafinados todos marcando
un cuarto para las cinco.

el cinco es el número de la muerte
el que lleva ella en su camiseta negra
lavada en sangre cada cinco segundos.

los niños se rascan y el veneno se esparce
los niños al sol y al agua y el veneno se esparce.
cuando los ojos se les incendian alcanzan la certeza
de quién es la persona más mala del mundo,
la mujer del aerosol, la mujer sin nombre.

los niños no han podido dormir en días.
un pájaro con alas de espejo
se cruza entre ellos y la pared en sombra;
proyecta su imagen de luz solar
y los niños se maravillan.

los nombres de los enfermos suenan
como los créditos de una película.
el pájaro con alas de espejo
inflamó más aun los rostros
de los niños que ahora duermen.
suenan sus nombres a lo lejos.


Felipe Kong

2 comentarios:

Unknown dijo...

Me encantó tu poema, Felipe! Es claro y fuerte, contundente. Me gusta esta clase de poesía.
Saludos desde Rosario, Argentina.
Carolina C.

Marcelo Muñoz Baeza dijo...

mr felipe , primo inedito d enatalia aranguiz v ¿¿¿